Distancias...



Quisiera que en este momento pudieras oírme, no solo, para saber qué piensas o comprender qué sientes, sino para, que pudiéramos hablar de los momentos inconclusos, ¿Qué pudieron haber significado? ¿Significaron algo?
Y acá en mi soledad siento miedo a saber la respuesta, porque si bien yo significo cada espacio, ¿Lo significas también tú? Esa respuesta no me pertenece, ni lo espero, sin embargo, las imágenes y las sensaciones me asaltan y quedo paralizada como si quisieran llevarse algo ¿Qué? Realmente lo que existe en este presente es el vacío, o los vacíos, y aquellas suposiciones a las que yo llego, ya que, ni siquiera puedo dar por sentado que tú recuerdes algo o simplemente lo hayas dejado ir a la corriente del infinito inaprehensible.
Entonces, al igual que en la canción[1], te busco perdida entre sueños y realidades que pudieran ser, y que seguramente, no llegarán a ser; y así discurren las horas una a una, se desvanecen en los espacios que habito, y la vida queda plagada de imágenes no tangibles mientras lo material me recuerda que el presente sobrepasa mis estados interiores, y es aquí donde, me pregunto ¿Por qué siento esto? ¿De dónde toda esta conexión? Y las respuestas a estas preguntas son posibles, pero, no deseables mientras las distancias se vistan de infinito.
Así, pues, que intentaré no dar espacio a esta energía, haré como si no estuviera presente, miraré para otro lado cuando venga hacia mi, no escucharé los rumores del viento, en fin, haré como si no existiera, para sentir (inventar), que yo también me alejo, que no tiene ninguna importancia.
Lo intento pero el flujo continúa sin tenerme en cuenta, sin oír, sin ni siquiera mirarme, más bien, dice: debe ser así. ¿Qué hacer, entonces, para poder seguir?



[1]  Celia Cruz, Te Busco.

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