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Mostrando entradas de abril, 2015
Ulan Bator Frondoso y alto. Viejo y con escamas. Albergue de vida y no vida. Cuando ves hacia arriba pareciera que contuvieras al infinito, como una gran capa, cubres una gran área del firmamento; tus raíces se encuentran sobre una ladera, entonces, un cierto grado de inclinación amenaza con el equilibrio entre tú y la gravedad (ese concepto que pesa hasta sobre tu ser que no sabe nada de ella); en el descanso de tus ramas nace una planta, muy verde, llena de luz y energía, que florece sobre tu ya trajinada vida. Tanto en el día como en la noche muchos pájaros llegan a tus ramas para mantener largas conversaciones, en algunos momentos, se tornan fuertes y con disputas, para luego (antes o después sin una temporalidad necesaria), ser alegres y para compartir el vuelo, la comida o el lecho. Al tacto te presentas rugoso y gentil; tus surcos son un contacto inesperado que, aunque la vista se niegue a aceptarlo, carga caricia y sencillez, a su vez, puede sentirse la savia que bus