NN

Todos los años de dolor acumulados se empiezan a traslucir a través de todos mis poros, cada respiración exhala dolores incrustados en las ranuras de mi alma… Caen las costras por todos lados, y siento, que no puedo más… No puedo más con dolor alguno, de ningún tipo, ni forma, no acepto reclamos y no hago devoluciones; quiero descansar, no parar, lo que deseo es no sentir más dolor cada que respiro, que nada me toque, que lleguen a mi y simplemente se diluyan en el aire, que no hagan ruido ni eco… Sin embargo, las fibras aún candentes de dolor reciben nuevos impulsos nerviosos, nuevos vientos traen noticias, aún falta mucha vida: se ha decidido respirar.
 Presiento un playa, un horizonte, el sol que se pone y da un naranja intenso a todo el firmamento, tú, tal vez, yo, pero sobretodo tú… el aire es fresco sin frío, no duele sobre la piel, miras hacia un infinito que no sé que imágenes guarda… estás ahí, quieto, siento que esperas, ¿Qué esperas?, la luz te da de frente yo solo veo tu espalda y al sol con toda su luz…
…Es un sueño, sin embargo, ahora las horas entre el sueño y esta realidad le brinda un tono sutil y le lejano, tal vez, pudiera pensarse como ficción- pero no una ficción que no es, más bien, es ficción que es más mundo que nuestro mundo-, entonces, dibujo de nuevo las formas en mi espíritu que aún tiene sentido de la memoria, recreo sensaciones que no se han perdido, abrazo los restos antes del amanecer de mi consciente…
El aire húmedo del mar está cargado de sal y de conchas, de cangrejos y ostras… la noche intenta llegar- ¿O es el día?- sin embargo, no hay tiempo, nada transcurre, todo está en tu quietud, las olas respiran con tu alma, entonces, comienzas a correr por la arena, no le temes al contacto carrasposo bajo las plantas de tus pies, tienes los brazos abiertos y el calor del sol se trasparenta en tus retinas… Ahora el día y la noche devienen en uno solo, el viento responde al compás de tus brazos, el latido de tu corazón es el resonar de las piedras marinas…. Y así el horizonte comienza a acercarse, el sol no encandelilla nuestros ojos… miras hacia atrás- ahí estoy yo- sonríes… … Es tu espacio, muy tuyo… te metes al agua y nadas, nadas, nadas…. Ahora tú eres el horizonte, brillas igual que él, no te ocultas.
Seguramente me desvanecí… fui una invitada… sé, que como uno de esos narradores que están por fuera del relato, pero que, lo sienten y lo narran, estuve en ese espacio-sueño…


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