Ecuaciones Absurdas

Ecuaciones Absurdas[1]

Con los zapatos, absolutamente, relucientes, sus bigotes y pelo sospechosamente[2]negro, y una intuición lógica o una lógica intuitiva, según se prefiera, que supera la expectativa de muchos, se presenta ante nosotros el señor Hércules Poirot, su nombre nos recuerda al dios griego, hecho persona, más allá de la idea y la especulación, tangible, humano, perfecto; se habla del uso de la psicología para la resolución, temporal o atemporal, de las más diversas expresiones del espíritu humano:¿Cómo es que para problemas, o afecciones, en apariencia simples, se decide quitarle la vida a otro ser humano? Dinero, amor, amor, dinero, ambición y deseo de gloria, enfermedad de poder, son tal vez los impulsores. En otro lado, pero igual de tangible, nos encontramos con Kurt Wallander, sin dioses de por medio, frío, serio, reflexivo, perfecto, enfrentado las mismas imágenes que Poirot, a los mismos dilemas, pero tal vez, a una sociedad más fría y calculadora. Lo que interesa comprender es cómo, más allá del crimen como acto y del misterio como hilo conductor, es el ser humano, en este caso, como idea: ¿Cómo asir lo que somos, más allá de las ideas filosóficas, en el sentir del espacio presente más puro?
Para adentrarnos en las capas profundas de esta reflexión (que tal vez no llegue a profundidad de submarino) quisiera presentar a Lisbeth Salander and Mikael Blomkvist. Ellos representan otro estadio de lo ya enunciado. La investigación de misterios (realmente considero que vivimos eternamente sorprendidos, es decir, siempre estamos develando misterios) no se detiene en los hechos que van a dar forma a la story[3], pero si, en la configuración de los sujetos que van a dar alma a los espacios, los tiempos y las situaciones. Todo acaece sobre espíritus libres que se encuentran en los más singulares acontecimientos en los que un ser humano se puede encontrar; digo singulares, ya que, no siempre (no para el espacio presente o pasado) tenemos, nosotros en nuestra realidad, la posibilidad de captar y aprehender la esencia de aquello que no comprendemos, para este caso, la falta completa del sentir humano en las acciones, o simplemente, en las acciones que no parecen humanas.
 A diferencia de la perfección de Poirot, y de la aparente perfección de Wallander, Lisbeth and Mikael no tienen la menor tendencia hacia esta. Existen más allá de cualquier convención, y cada uno, cuenta con un sistema de valores y una ética definida, que por supuesto, distan mucho de cualesquier parámetro social


[1] Nombre tomado de la tercera parte del libro “Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” autor Stieg Larsson, editado en 2006 en sueco (su original); editado por la editorial Destino, en su serie Áncora y Delfín, en el 2008; finalmente la décima tercera reimpresión llevada a cabo por la Editorial Planeta en Enero de 2012 en Colombia.
[2] Su creadora, así también, lo describe
[3] Se utiliza el término en inglés para describir una narración de acciones en un espacio determinado y un tiempo fluctuante.

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